miércoles, 3 de noviembre de 2010

ENRIQUE GRAU

LA LLAVE
1963.  Óleo sobre lienzo,  92 x 86 cms.
LA LLAVE

 
Olvidémonos que estamos ante uno de los iconos clásicos de Grau, el sombrero, y el gigantesco lazo de seda. Olvidémonos del velo que ciñe, tenue, la frente de la dama y oculta vagamente su rostro mediante un alarde de técnica inconcebible; olvidémonos de su mirada tornadiza, inquisitiva, cauta, y adentrémonos en el misterio, el simbolismo de la llave: la clave de este lienzo y del que sigue. (Se encuentra en el "Cantar de los Cantares")

EL ESPOSO: ¡Ábreme, esposa mía, hermana mía, amada mía, paloma mía, inmaculada mía! Que está mi cabeza cubierta de rocío, y mis cabellos de la escarcha de la noche.

LA ESPOSA: Ya me he quitado la veste, ¿Cómo volver a vestirme? Ya me he lavado los pies, ¿Cómo volver a ensuciarlos?

Mi amado metió su mano por el agujero (de la llave) y mis entrañas se estremecieron por él. Me levanté para abrir a mi amado. Mis manos destilaron mirra, y mis dedos mirra exquisita en el pestillo de la cerradura. Abrí a mi amado, pero no lo hallé. Mi alma salió por su palabra. Os conjuro que lo halléis, doncellas de Salem, porque desfallezco de amor

Por Stanton L. Catlin Traducción del inglés: Brian J. Mallet.

Los cuadros de Enrique Grau y el dibujo precioso en el cual suntuosamente se basan, crean un hechizo que transforma la apariencia exacta en presencia humana y afectiva. A través de esa presencia, con su riqueza de estados anímicos, gestos, disimulos lúdicos e impulsos sin inhibiciones, nos lleva de la mano al interior de su mundo único y fantástico, pero no por ello menos convincente, de la costa caribeña.

Desde lo profundo de este continuum, sin tiempo, Grau crea instantes que incorporan adornos de la Comedia del arte italiana, de la elegancia sofisticada de la vida cortesana y aún de lo cotidiano. En esta integración intuitiva de la tradición externa y la realidad autóctona, surge su maestría en la composición de la figura, la expresión y el humor dentro de la magia caribeña.

En este sentido, por lo menos, la obra de Enrique Grau se integra en el renacimiento colombiano y latinoamericano del arte y de las letras, uno de cuyos comienzos más fértiles se dio en el grupo de vanguardia La Cueva de Barranquilla, cuna de la revista Crónica, de Gabriel García Márquez, Alvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas y otras figuras de las letras y la pintura.

Pero en una perspectiva más vasta, su obra puede considerarse como la encarnación de lo que Fernando Braudel, gran historiador francés del arte mediterráneo europeo, identificó como uno de los tres mayores niveles de la realidad histórica, el de los "suaves ritmos y agrupamientos" de gentes que se mueven bajo la superficie de los acontecimientos, es decir, de la vida infinita que palpita a lo largo de las costas de esta América del Caribe, de la cual la obra de Grau es una expresión clara y nítida de nuestros tiempos.



Ultima llamada (1980)

Descripción: Óleo sobre lienzo. 110 x 80 cm.
Localización: Colección particular
Autor: Enrique Grau

Sueño en la playa (1995)

Descripción: Óleo sobre lienzo. 161 x 200 cm.
Localización: Colección particular
Autor: Enrique Grau




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